lunes, 17 de agosto de 2020

Oscar Wilde


SANTA DECCA

Los dioses han muerto. ¡Ya no ofreceremos
coronas de olivo a Palas de los ojos grises!
El hijo de Démeter no recibe el pago de nuestras
gavillas, y al mediodía cantan los pastores sin miedo
porque Pan ha muerto, y no existen ocultos amores
por los claros del bosque ni en las tortuosas guaridas:
El joven Hylas no busca ya en los manantiales,
el Gran Pan ha muerto, y el hijo de María es Rey
y sin embargo, acaso en esta isla en éxtasis
mantenida ante el mar, algún dios
masticando el amargo fruto del recuerdo,
permanezca oculto entre los asfodelos.
Oh Amor, si así fuera obraríamos prudentemente
huyendo de su cólera: niégalo pero mira,
las hojas se agitan: permanezcamos un instante observando.

                                                Oscar Wilde (Poems, 1881)


["El irlandés Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde (1854-1900) comenzó y terminó su carrera literaria como poeta. Su primer libro, con el sencillo título de Poemas (Poems), lo publicó en 1881, a los veintisiete años, y el último, La balada de la cárcel de Reading (The Ballad of Reading Gaol), en 1898, dos antes de su muerte. Entre ambos, el resto de su obra: narraciones, teatro, ensayo, los primeros tanteos y fracasos, el fulgurante deslumbramiento del triunfo, el demoledor proceso, la cárcel, el exilio. Una carrera meteórica cuyo cenit apenas dura cinco años, los que van de la publicación de El retrato de Dorian Gray en 1891 a La importancia de llamarse Ernesto (o “de ser serio”: The Importance of being Ernest) en 1895, que es también el año de su proceso. En esos cinco años, Wilde lo tuvo todo y todo lo perdió. Y la poesía, su primera vocación, fue la que le permitió expresar y condensar al final las terribles experiencias por las que pasó en su caída". Por José Munárriz, en El Cultural, "Oscar Wilde, poeta", 29 de noviembre, 2000)
                    

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