martes, 23 de marzo de 2021

Jorge Luis Borges (dos)


LOS JUSTOS

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

(Del poemario La cifra, 1981)


[El poema recuerda la tradición judía de los tzadikim, que el mismo Borges nos explica en El libro de los seres imaginarios:
"Hay en la Tierra, y hubo siempre, treinta y seis hombres rectos cuya misión es justificar el mundo ante Dios. Son los Lamed Wufniks. No se conocen entre sí y son muy pobres. Si un hombre llega al conocimiento de que es un Lamed Wufnik muere inmediatamente y hay otro, acaso en otra región del planeta, que toma su lugar. Constituyen, sin sospecharlo, los secretos pilares del universo. Si no fuera por ellos, Dios aniquilaría al género humano. Son nuestros salvadores y no lo saben.
Esta mística creencia de los judíos ha sido expuesta por Max Brod.
La remota raíz puede buscarse en el capítulo dieciocho del Génesis, donde el Señor declara que no destruirá la ciudad de Sodoma, si en ella hubiere diez hombres justos".]

martes, 16 de marzo de 2021

Robert Louis Stevenson


VIAJE

Me gustaría tanto visitar
los países donde hay manzanas de oro;
donde bajo otro cielo existen islas
con papagayos, y las cacatúas
y las cabras jamás pierden de vista
a Robinson haciéndose una barca;
donde el sol ilumina las lejanas
ciudades del Oriente, con mezquitas
y alminares en medio de jardines
de arena, y las preciosas mercancías
que vienen de muy cerca o de muy lejos,
cuelgan para venderse en el bazar;
donde la Gran Muralla cerca a China,
y a un lado está el viento del desierto,
y al otro con campanas y tambores
zumban estrepitosas las ciudades;
donde hay selvas ardientes como el fuego,
grandes como Inglaterra, y además
altísimas, con monos, cocoteros
y chozas de los negros cazadores;
el cocodrilo de rugosa piel
en el Nilo a sus víctimas acecha,
y alza el vuelo el flamenco color rojo
persiguiendo a los peces; en la jungla
hay tigres que devoran a los hombres,
muy quietos, al acecho y esperando
que la presa se acerque, por ejemplo
un viajero al que mece el palanquín;
donde entre las arenas del desierto
hay ciudades desiertas, con sus niños
príncipes o mendigos, hechos hombres
desde hace mucho tiempo, sin que se oiga
en las calles y casas ni un ruido
de ratones o niños, y al caer
suavemente la noche, en la ciudad
ni un destello de luz rompe las sombras.
Cuando crezca hasta allí emprenderé el viaje
con una caravana de camellos;
encenderé la lumbre en las tinieblas
de un salón polvoriento, miraré
las pinturas que adornan las paredes,
guerras, héroes, fiestas; y buscando
en un rincón encontraré juguetes
de los niños de aquel antiguo Egipto.

                                (Trad. de Carlos Pujol)



[Stevenson publicó durante su vida cuatro libros de poesía. Uno de ellos, Moral Emblems (Emblemas morales, 1880), tuvo una tirada de noventa ejemplares y fue en forma de panfleto. Luego aparecieron las rimas infantiles El jardín de versos de un niño (A Child’s Garden of Verses, de 1885), Underwoods (El sotobosque o Monte bajo, de 1887) que estaba dividido en dos libros con poemas en inglés y escocés, y las Baladas o Canciones (Ballads, en 1890). Después de su muerte, en 1895, apareció Canciones de viaje y otros poemas (Songs of Travel and Other Verses), preparado por el propio Stevenson. En 1918 se publicó Nuevos poemas y Lecturas variadas (New Poems and Variant Readings), con 147 poesías. Posteriormente, fueron descubriéndose más poemas de Stevenson, que escribió estas obras a lo largo de toda su vida y, al parecer, con enorme facilidad. (Fuente: capítulo1.escueladeformaciondeescritores.es, Encarna Pérez).]


lunes, 15 de marzo de 2021

Juan Bonilla


MANTRA

Se nos extiende el día como un mantra.
El sol respira en la ventana abierta
y oímos cómo van las horas
cavando en el futuro, blanda tierra,
una tumba que llenarás de nada.

En sucesión de gestos cotidianos
pronunciamos las sílabas de un mantra.
Buscar que tenga algún significado
enturbiará su música y su hechizo
por muchas más preguntas que te hagas.

No significa nada.

Y ahí, precisamente, está la gracia.
Es sólo música,
humo de cosas que se van perdiendo
en cuanto las agarras,
y se repiten un día tras otro:

café de las mañanas,
gente en el metro rumbo a la maravilla
de otra jornada,
un mendigo en la puerta de la iglesia
con aspecto de escultura no acabada,
en un jardín unos niños jugando
con su sabia ignorancia.

Y tú buscando en cualquier parte
algún rincón donde encontrar la gracia
de algún significado,
un horizonte de sucesos
-superficie imaginaria-,
sólo la cáscara
de este vacío que nos llena
y no puede encerrarse en las palabras.


(De Horizonte de sucesos, Ed. Renacimiento, 2021)

lunes, 8 de marzo de 2021

Emily Dickinson


Hay algo que me gusta en la agonía,
y es que sé que es verdad;
los hombres no simulan convulsiones,
no imitan el dolor.

Unos ojos se vidrian, y es la muerte.
Imposible fingir
las gotas de sudor sobre la frente
que la inhábil angustia va ensartando.

*

Lo que es el agua lo enseña la sed.
Lo que es la tierra el mar que hay que cruzar.
El júbilo lo enseña la amargura,
la paz lo que se cuenta de batallas,
el amor el martillo de la tierra.
Solo la nieve dice qué es un pájaro.

*

Cada instante de dicha
se paga con dolor
en proporción intensa y temblorosa
con la felicidad.

Cada tiempo que se ama tiene un precio:
agrias raciones de años,
moneditas por las que hay que luchar
y tesoros de lágrimas.

*

Yo no soy nadie, ¿y tú?
¿No eres nadie tampoco?
Entonces somos dos, guarda el secreto.
Ya sabes que podrían desterrarnos.

¡Es un horror ser alguien!
Pregonarlo lo mismo que una rana
que proclama su nombre todo el día
a la admirada charca.

(Morí por la belleza, Emily Dickinson. Trad. de Carlos Pujol. Poesía portatil, Random House)


[Durante su existencia, Emily Dickinson sólo publicó unos cuantos poemas (7), y no fue sino hasta 1890 —cuatro años después de su muerte acaecida en 1886— que se publicó su primer libro, con una breve selección de los casi dos mil poemas que dejó escritos. Poco después se publicaron otros dos volúmenes de poesía, junto con dos recolecciones de su correspondencia. En 1914 se publicaron más poemas, y en 1950, año en que la Universidad de Harvard compró todos sus manuscritos y derechos de publicación, se inició la edición meticulosa de su obra completa.]

lunes, 1 de marzo de 2021

Constantino Molina


EN SUPERFICIE

Yo no quiero llegar a lo más hondo,
sino quedarme en la medida justa.
La que mi vara tiene.

No quiero el falso abismo de ficciones,
ni la ruta de cuentos del filósofo.

Lo que busco consiste en no buscar
y en estarme conforme
con lo que se hace entrega voluntaria.

Con aquello que sale
y que se muestra solo.
Lo que un buen día viene
y, sin saber ni el cómo ni el porqué,
baja para decirme
que ya vive en mis ojos sin permiso.

Aquello de la rama
en la que canta el lúgano su trino.

Aquello que no busco
y sin embargo está detrás de mí.

Una sustancia cómplice
que me adivina el canto cuando callo
y me dalata el mundo si es que vivo.

(De Cingla, Premio de Poesía Hermanos Argensola 2020. Visor Libros)