miércoles, 20 de agosto de 2014

Las reglas del juego (doce). CALIGRAMA


CALIGRAMA.
Los primeros caligramas conocidos se deben a poetas griegos del periodo helenístico (siglo IV - año 30 a.C.). Esta modalidad poética tiene una raíz religiosa, pues procede de ofrendas sobre las que se inscribía el nombre del donante y la ocasión de la donación en líneas -o versos- que, por necesidad, se adaptaban a la forma del objeto ofrecido.

El poema-huevo de Simmias de Rodas fue compuesto cerca del año 300 a. C. De este autor se conservan tres caligramas ("El hacha", "Las Alas", "El huevo"). Simmias es conocido como el creador de la technopaegnia o composición de poemas figurados en verso. El caligrama "El huevo" tiene que leerse alternadamente, el primer verso y luego el último, el segundo verso y luego el antepenúltimo hasta terminar en el verso central.

El Hacha, Las Alas y El Huevo, Simmias de Rodas, s. IV a. C.




Octavio Paz, Ladera este (1969)





Guillermo de Torre, Hélices (1923) 
 
 

Guillaume Apollinaire, Caligramas (1918) 



Hacia 1913, Wilhelm Apollinaris de Kostrowitsky, más conocido como Guillaume Apollinaire (1880-1918), vuelve a cultivar el technopaegnia. El poeta y crítico francés llamó "idéogrammes lyriques" a sus primeras producciones, que aparecieron en la revista Les Soirées de Paris (1914). En 1918 se publica el libro de Apollinaire titulado precisamente Calligrammes. Poémes de la Paix et de la Guerre (1913-1916). Este libro inicia la revitalización de los caligramas. Con el hervor vanguardista de los años 20, estas composiciones, consideradas una novedad absoluta, se pusieron de moda en todo el mundo occidental.
(Extraído de www.materialesdelengua.org, adaptado a partír de El caligrama, de Simmias a Apollinaire, Miguel d'Ors, EUNSA, 1977.)

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