miércoles, 11 de noviembre de 2015

Jorge Teillier


CUANDO TODOS SE VAYAN

Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.

Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.

De El árbol de la memoria, 1961


("Teillier planteó un cierto marco conceptual para su poética en el ensayo Los poetas de los lares (1965). Sería ambicioso juzgar si este texto funcionó como manifiesto fundacional de una escuela “lárica” aunque el término se ha extendido en Chile. Sin embargo, sí es posible leer este texto como un arte poética de su autor. Lar es simplemente hogar, pero también refiere a los dioses que lo habitan. 
Teillier aparece como defensor de una idea tan válida como problemática en el mundo contemporáneo: el humanismo. El lar es lo perdido, pero el poeta dice la pérdida en otro lar, el de la palabra poética, también perdida en cuanto espacio aurático pero única casa del ser (Heidegger), a pesar de todo. Y ese todo quiere decir a pesar de la catástrofe, de Auschwitz, de las dictaduras latinoamericanas, etc.". Fragmentos de la reseña de Edmundo Garrido para Culturamas, 24 de febrero de 2014, con motivo de la publicación de Nostalgia de la tierra, en edición de Juan Carlos Vicencio, Cátedra, 1913) 

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