viernes, 27 de noviembre de 2015

Francisco Umbral


EL SEXO

Lo llamamos amor porque nos turba,
pero el sexo es la espada del amor,
la hoguera que embellece las miradas,
ese fuego que incendia las cortinas,
el pecado de todos los crepúsculos,
la antorcha blanca de la madrugada.

Lo llamamos amor para que dure,
pero el sexo es la vuelta de la especie,
la hermosa zoología de nuestras vidas,
la numerología de los abrazos,
el cuerpo a cuerpo con la alegre muerte.
No hay más amor que el sexo con sus crímenes,
no hay más sexo que el amor que pasa.
El sexo y el amor, el mes de junio,
descalzos en la lluvia, los amantes
recorriendo sus parques interiores,
pisando la sonrisa de las aguas,
besando las axilas de los árboles,
llenando a las muchachas de pecado.

Lo llamamos amor porque nos turba
pero es la hoguera atroz de nuestra vida,
pero es la herida azul de nuestra muerte,
pero es el candelabro y la manzana
unidos sobre el lecho de la aurora.

                                         5-VI-2000

["Vivir en la poeticidad y vivir en la escritura son funciones o actividades complementarias. De esta inmersión radical en la escritura deriva la ubicua, todopoderosa actividad literaria de Umbral, que tocó casi todos los géneros y modalidades, cruzando los diferentes dominios de la lírica y la narrativa, cultivando también los géneros fronterizos (el diario, la entrevista) o extraliterarios (el reportaje) o no literarios de entrada (la reseña), haciendo ensayismo e historia de la literatura, transitando brumosos dominios filológicos (así el diccionario cheli). Y, por supuesto, cultivando el columnismo, en el que fue el maestro absoluto que llevó a sus últimas consecuencias las innovaciones de los grandes articulistas del siglo". Por Miguel García-Posada, en Obra poética (1981-2001), Francisco Umbral, Seix Barral, 2009].

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te parece?