jueves, 10 de septiembre de 2015

Wislawa Szymborska (dos)


EL OCASO DEL SIGLO

Tenía que ser mejor que los anteriores, nuestro siglo XX.
Ya no está a tiempo de demostrarlo,
tiene los años contados,
andar vacilante,
respiración corta.

Han sucedido demasiadas cosas
que no debieron suceder,
y lo que tenía que llegar
no ha llegado.

Tenía que estallar la primavera
y, entre otras cosas, la felicidad.

El miedo tenía que abandonar valles y montañas.
La verdad tenía que ser más veloz que la mentira
en alcanzar el blanco.

Algunos desastres
no debieron repetirse,
por ejemplo la guerra,
el hambre, etcétera.

Tenía que respetarse
la indefensión de los indefensos,
la confianza y cosas por el estilo.

Quien deseaba complacerse en este mundo
se enfrenta a una hazaña irrealizable.

La estupidez no es ridícula.
La sabiduría no es alegre.
La esperanza
dejó de ser una muchacha,
etcétera, por desgracia.

Dios tenía que confiar, por fin, en el hombre
bueno y fuerte,
pero un bueno y un fuerte
siguen siendo dos hombres.

Cómo vivir, me preguntó por carta alguien
a quien yo pensaba formular
la misma pregunta.

De nuevo y como siempre,
según lo dicho anteriormente,
no hay preguntas más apremiantes
que las preguntas ingenuas.


                                   (Hombres en el puente, 1986)

Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Slawomirsky

("Junto a Tadeusz Rózewicz, Zbigniew Herbert y Czeslaw Milosz, la "gran dama de la literatura polaca" —apelativo que seguramente le provocase una mueca burlona— formó parte de una de las generaciones más brillantes de la poesía europea, aquella que rastreó el camino de vuelta al verso después de Auschwitz. Una mano, leemos en Hasta aquí, es suficiente para escribir Winnie the Pooh o Mein Kampf". Extracto de "Poeta póstuma pero viva", escrito por Marta Rebón para Babelia el 23 de septiembre de 2014.)

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