jueves, 13 de agosto de 2015

Tomas Tranströmer


CARA A CARA

En febrero lo vivo estaba inmóvil.
Los pájaros preferían no volar y el alma
roía en el paisaje como un barco
roza en el muelle al cual está amarrado.

Los arboles nos daban la espalda.
La altura de la nieve se medía con juncos.
Envejecían las huellas de pasos sobre el hielo.
Se derretía el lenguaje bajo un toldo.

Algo llegó hasta la ventana un día.
Se detuvo el trabajo, yo levanté la vista.
Los colores ardían. Todo se dio la vuelta.
El mundo y yo dimos un salto el uno hacia el otro.

                                  De El cielo a medio hacer (1962)


[«Con su primer libro, 17 poemas (1954), publicado cuando apenas tenía 24 años, Tranströmer deslumbró a la poesía sueca de su tiempo. Por un lado estaba el poder de sus imágenes ("oigo las constelaciones piafar en sus establos") y por otro la sutil concreción del verso clásico aprendido de Horacio. Una síntesis rara de la que años más tarde dirá: "Fue algo tan ingenuo, que se interpretó como sofisticado". Con este libro, cuyo título evoca a los 18 poemas de Dylan Thomas, y que comparte con el poeta galés la incapacidad de mirar a la vida sin los ojos del misterio, Tranströmer practica algo que podríamos llamar "surrealismo nórdico", y que sería al surrealismo francés, lo que un huracán a la brisa marina». Roberto Mascaró, en el prólogo a la antología El cielo a medio hacer, Nórdica Libros, 2010.]

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