lunes, 2 de diciembre de 2013

Marcos Ana


Marcos Ana (Fernando Macarro Castillo) nació en Alconada, una pequeña aldea de Salamanca, en 1920, en el seno de una familia pobre de jornaleros del campo. Su vida ha estado marcada por una pasión constante en defensa de los oprimidos y desheredados, y una entrega absoluta a su ideal comunista. Desde su primera juventud, luchó del lado republicano, durante la guerra civil española. Al terminar ésta, en 1939, fue detenido y condenado a muerte. Permaneció encarcelado 23 años ininterrumpidos, durante los que se sucedieron las torturas y dos condenas a la pena capital.

El 17 de noviembre de 1961 fue puesto en libertad e inmediatamente recorrió Europa y gran parte de América, siendo recibido en Parlamentos, Universidades y centenares de concentraciones populares, promoviendo y organizando la solidaridad con los presos políticos y sus familias y denunciando las prácticas fascistas que, por entonces, se realizaban en España.

Escribe en su autobiografía (Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida, Umbriel - Tabla Rasa, 2007):

"No recuerdo la sensación de calor o frío, de oscuridad o luz que tuve al salir de la prisión. Iba en una nube, inadaptado y feliz.
Franco había dado un decretazo que fue más bien un brindis al sol. Anunció la libertad automática para todos los presos que llevaran más de 20 años encarcelados de manera ininterrumpida.
En ese momento, de los 465 presos que había entonces sólo en el penal de Burgos, yo era el único que cumplía ese requisito"

Su labor poética, iniciada en la cárcel, se convirtió en la forma más sincera de expresar la injusticia y los sentimientos más profundos derivados de la privación de libertad:

"LOS INICIOS POÉTICOS. Fue en una celda de castigo donde inicié una creación adolescente y temblorosa. Los amigos me pasaron lecturas, introduciendo en mi petate unas hojas sueltas con poemas de Alberti, Neruda, Machado... Los leía y releía mil veces. Me los aprendí de memoria y me los recitaba en voz alta, llenando de ritmo y de imágenes la soledad y el silencio de mi celda. Y, en aquel clima, comencé a escribir (...)".

Los poemas salían clandestinamente de la prisión, se fueron publicando y extendiendo por todo el mundo y "contribuyeron a defender la libertad y la vida de mis hermanos".

¿LA VIDA?

Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto de un río,
cuando se cubre de pájaros.

Hablazme del mar, hablazme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.

Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llave,
como la choza de un pobre.

Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del Amor, no lo recuerdo.

¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna?

¿O sólo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas?

Veintidós años... Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su color, su aroma... Escribo

a tientas: "el mar", "el campo"...
Digo "bosque" y he perdido
la geometría de un árbol.

Hablo, por hablar, de asuntos
que los años borraron.

No puedo seguir: escucho
los pasos del funcionario

              Marcos Ana

(Versión extraída de Poemas de la prisión y la vida, Marcos Ana, publicado por Umbriel - Tabla Rasa en 2011)

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