sábado, 28 de diciembre de 2013

Ángel González

"Defiendo la poesía como realidad e iluminación. No me interesa la oscuridad, no me interesa el hermetismo. Simplemente es la poesía que me interesa a mí, la que yo aspiro a hacer y es la que, en cierto modo, se puede medir. Porque lo que es muy oscuro, muy hermético, no tiene para mí el don de la sugerencia y, por lo tanto, no veo nada en ella. No entiendo qué puede traer la confusión a un mundo que ya es confuso de por sí." (Entrevista en Revista Clarín. Ángel González, la última carta, por Xuan Bello, enero 2008)


PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te parece?