viernes, 28 de abril de 2017

LA AURORA DE NUEVA YORK


Granada es la única ciudad del mundo
que entierra sus ríos y mata a sus poetas…
Enrique Morente

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno.
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca,
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras,
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras,
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes,
como recién salidas de un naufragio de sangre.

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras.
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras.

Tiene cuatro columnas de cieno.
La aurora de nuevo gime...
Cuatro columnas de cieno.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras.


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LA AURORA

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible:
a veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

(De Poeta en Nueva York, 1940)

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