lunes, 26 de octubre de 2015

Vicent Andrés Estellés


MAÑANA SERÁ UNA CANCIÓN

Ab dol, ab gauig, ab mal, ab sanitat.

Pere March 

Animal de recuerdos, lento y triste animal,
ya no vives, sólo recuerdas. Ya no vives, sólo recuerdas
haber vivido alguna vez en alguna parte.
Felicidad suprema, la hora de escribir los versos.
No los versos astillados, apresurados, que escribías,
sino los versos solemnes —¿solemnes?— del recuerdo.
Te permites recordar con un paisaje y todo:
las butacas del cine, el film que se proyectaba,
al que no hicisteis ningún caso, claro está;
y evocas la Albereda, las ranas del río,
las carcasas abriéndose en el cielo de la feria,
toda Valencia en llamas la noche de San José
mientras hacíais el amor en aquella terraza.
Animal de recuerdos, lento y triste animal,
ahora evocas y piensas en la carne fresca y suave
por donde tus manos o tus besos andaban,
la gloria de unas telas alegres y ligeras,
los caballetes de tejas enmohecidas, la maleza
que crecía, adorable, de pronto, entre unas tejas.
Animal de recuerdos, lento y triste animal.


De Llibre de meravelles, 1971,
traducción de Carlos Vitale



("Los temas de Vicent Andrés Estellés, en una última reducción, tienen la desnuda elementalidad de la vida de cada día: el hambre, el sexo, la muerte. [...] El caso es que Estellés abre los ojos -todos los sentidos- en la siniestra etapa de los grandes pánicos, cuando no había espacio ni tiempo para el respiro, y la gente respiraba como podía. El amor venía a ser lo que él dice: rincones furtivos, deseos sofocados, fantasías meticulosas. Y el hambre: racionamientos, estraperlos, luz tasada". Joan Fuster)

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