miércoles, 11 de febrero de 2015

Paul Auster (dos)


Y de cada cosa que ha visto
hablará:

la cegadora
relación de las piedras
incluso hasta el instante de la muerte,

aunque no sea más
que porque habla.

Por tanto, dice yo,
y se cuenta a sí mismo
en todo lo que excluye,

que es nada,

y dado que él no es nada
puede hablar, lo que significa
que no hay escapatoria

de la palabra que nace
en el ojo. Y fuera él o no
a decirlo,

no hay escapatoria.

                (Desapariciones, 1975)


("Cuando estudiaba [...] me di cuenta de que si me concentraba en formas más breves podía desenvolverme mejor. Pasaron los años y me obsesioné tanto con la poesía que dejé de pensar en cualquier otra cosa. Escribía poemas muy cortos y concisos que solían llevarme meses. Eran muy densos, sobre todo al principio, replegados sobre sí mismos como puños, pero a lo largo de los años comenzaron a abrirse de forma gradual, hasta que sentí que me dirigía hacia la prosa". Paul Auster.)

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