sábado, 15 de noviembre de 2014

César Vallejo


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

             
                                        (De Los heraldos negros, 1918)



("El fatalismo que se advierte en toda la poesía de César Vallejo no es, sin embargo, rigurosamente indígena, exclusivamente americano. Es también producto del escepticismo español. Y lo es en su esencia y en su forma. En la negación y en la duda. No es otro el espíritu de los versos de este mismo poema (...). Aquí se le reconoce hasta la expresión, emparentada con la advertencia sombría del refranero, síntesis de una filosofía escéptica y, por lo tanto, española.
En el resto del libro se observa una oscilación entre ambos valores, entre las dos tendencias, entre ambas sangres. Y siempre encontraremos el acento desesperanzado, el idioma angustioso del hombre situado en el cruce de dos caminos sin saber cuál de los dos elegir." Del prólogo de César Miró a Poesías completas, de César Vallejo, editorial Losada, 2013.)

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