lunes, 13 de julio de 2015

Wislawa Szymborska

Complejo y denso es el bordado de las circunstancias.
Tejido de hormigas en la hierba.
Hierba cosida a la tierra.
Diseño de olas en el que se enhebra un tallo.

Por alguna causa yo estoy aquí y miro.
Sobre mi cabeza una mariposa blanca aletea en el aire
con unas alas que son solamente suyas,
y una sombra sobrevuela mis manos,
no otra, no la de cualquiera, sino su propia sombra.

Ante una visión así, siempre me abandona la certeza
de que lo importante
es más importante que lo insignificante.

                                     (De Fin y principio, 1993)


Versión de Abel Murcia y Gerardo Beltrán. Saltaré sobre el fuego, Nórdica Libros, 2015

("No hay que aproximarse a la poesía como si fuera algo insignificante o sagrado, sino con una actitud intermedia: los versos deben volar a una altura suficiente para poder observar a los hombres al mismo nivel que al resto de seres vivos, pero próximos a ellos para no caer en abstracciones". Por eso, en la poesía de Szymborska todo es concreto, y en una misma página convergen el humor y la gravedad, la duda y la certeza, el pesimismo y el entusiasmo. En ella aparecen cebollas, dinosaurios, gatos, granos de arena, el Yeti o el número pi. Cualquier fragmento de realidad movilizaba la inspiración de una poeta que era capaz de admitir sin rubor: "No sé". Extracto de "Poeta póstuma pero viva", escrito por Marta Rebón para Babelia el 23 de septiembre de 2014)

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