domingo, 10 de noviembre de 2013

Ray Bradbury


SIEMPRE LLEVO CONMIGO LO INVISIBLE

Siempre llevo conmigo lo invisible,
las cosas que sé pero no conozco
y pretendo averiguar a tientas
en ese país de ciegos
que es la mente y cada pensamiento
y todo cambio climatológico interior.
Palpo el cambio de luz
los distintos tonos de los atardeceres camino de la noche;
de todos esos sueños en penumbra antes del alba
escribo poemas, les ofrezco un hogar,
del jardín jeroglífico donde los perros garabatean
escribiendo futuros sobre un trébol lleno de escarcha,
que se marchita o muere.
¡Allá va! Oyes los gritos. ¡Allá va!
Un balón solitario escala el cielo,
un ruidoso muchacho que no vemos lo ha lanzado
a una niña en el cesped de la cara más lejana del mediodía.
Los retengo
para releerlos algún día en invierno cuando oscurezca
a las tres, y mi razón para existir
sea un balón trotamundos del cielo
lanzado al infinito
de una mano invisible a otra mano invisible.
Allí se quedará, porque
yo puedo hacer que el arco se congele.
Grito ¡Detente!
y el balón, en los versos,
se queda suspendido entre los árboles
para nunca bajar.
Así que ya ves, es cierto,
siempre llevo conmigo lo invisible
igual que tú lo llevas hecho visible en ti.

                                    Ray Bradbury



(Desde su primera publicación lírica, en 1971, Ray Bradbury dio a la imprenta diecisiete poemarios; el último de todos, Vivo en lo invisible, fue su única antología autorizada. Ha sido publicada en castellano, en 2013, por la Editorial Salto de Página, en edición bilingüe, con traducción y prólogo a cargo de Ariadna G. García y Ruth Guajardo González. De ahí está extraída la versión de este poema.)

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